Instalación Embarrate 2008


El viaje y la distancia me ayudaron a encontrar la componente que unifica a los proyectos más contestados de la comarcar en que vivo: su impactante dimensión vertical. Recapitulemos y pensemos.

Empecé a recordar el furor por las canteras y sus inmensas paredes verticales (Paradela de Muces, Rozuelo y mil más); la imparable repoblación de erguidos parques eólicos (Gistredo, Aquilianos y mil más); la inminente erección de nuevas redes eléctricas (Sama-Velilla); La incompresible construcción de rascacielos en la hoya berciana (Ponferrada); la proyección irremediable del altísimo y faraónico monumento al minero (Torre del Bierzo); las enhiestas torres de térmicas, incineradoras y cementeras (Compostilla, Toral de los Vados,..); la recurrencia de elevadas antenas de telefonía móvil; seguro que se me olvidan verticales. ¿Alguno de nosotros ha reparado en la rápida y constante contaminación vertical de nuestros paisajes? ¿Alguien ha pensado en el exceso de testosterona de la falocracia que construye?

El mundo se verticaliza, el hombre, el árbol y la montaña pierden el protagonismo y su impresionante armonía. El dinero junto con la testosterona están construyendo nuevos paisajes, paisajes diferentes, extraños, desnaturalizados, desvalorizados e irreversibles.